Una madre: Es tan necesaria como el aire que respiramos, nos puede faltar todo, pero nuestra madre no. Mujer linda, valiente, trabajadora y luchadora, siempre detrás de nuestras cosas para ver como estamos.
Muchas veces, puesto que la tenemos tan cerca, damos por sentado que siempre estará y no la valoramos ni damos el lugar que merece. ¡Cuantas personas darían todo por volver a tocar sus manitas aunque fuese sólo por unos minutos!
Pero ya es tarde para ellos, ya no está, se ha ido y no volverá. Ante esta situación lloramos, sí, lloramos por no haber dado más de nosotras mismas para apreciarla o decirle “te amo mamá, aquí estoy para lo que quieras”
No esperes a que sea tarde, ¡es tu madre! A las jóvenes, nos parece que la vejez no nos llegará nunca y somos agresivas, malas hijas y no somos conscientes del sufrimiento interno de una madre, porque ella nunca lo diría ya que quiere evitarnos el sentirnos mal y sufrir por su causa.
Eso es una madre. Eso es lo que hace. Siempre intenta que los hijos no lo pasen mal, todo lo hace por nosotros, incluso aquello que cuestionamos y discutimos. Una madre siempre está dispuesta, somos nosotros la que nos alejamos de ella.
Madre bendita, cualquier letra es poca para describirte, eres el mejor regalo que tenemos en la vida. Cuídala, respétala y ámala, se lo merece por lo que ha hecho y por lo que ha dejado de hacer.
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