Dios de toda gracia, tú has escuchado el
clamor de tu pueblo que sufre. Enviaste
a Jesús para que fuera nuestro Redentor
y nuestro hermano.
Abre nuestros ojos
para que veamos la inmensidad de tu
amor y las maravillas que realizaste con
tu pueblo. Danos el coraje para ser tus
manos y tu corazón con quienes sufren.
Danos la sabiduría de proclamar la
justicia y la rectitud. Que se cumpla
ahora y siempre en nosotras tu voluntad. Amén.
Redentor nuestro, Cordero manso, tu sangre nos ha purificado. Unidos ahora a tu Pasión, queremos animar, confortar y consolar, como Tú, a los atribulados con el mismo consuelo y con idéntica paz con los que Tú nos animas, confortas y consuelas a nosotros.
Y hacer y realizar siempre esa tarea con los débiles, abatidos, condenados, sencillos y pequeños. Enséñanos a ser obedientes y a tener paciencia en todo lo que nos pase en la vida. Que tu amor inunde nuestra tierra y cubra sus heridas. Ábrenos de par en par la puerta de tu costado, para que el río de la Vida nos arrastre y nos devuelva al regazo de Dios, y en Él encontremos el descanso.
Oh mi Jesús, muchas veces lloro mis pecados, mis malos deseos me atormentan y se angustia mi alma, soy débil, pero tu Santo Espíritu me anima a levantarme y a seguir adelante. Eres el amigo que no defrauda. Quiero ser fiel a tu amor, a tu Iglesia.
Sé que seguirte exige una entrega total y sacrificio de muchas cosas, pero aún así me acerco a Ti para que me limpies de mis egoísmos, de mi orgullo y de todo aquello que no me permita donarme por completo. Te amo, eres el dueño de mi vida, confío en que me bendices en estos momentos y llenas de felicidad mi vida. Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario