En este Domingo de Ramos tan singular,
Señor Jesús, desde el silencio mi casa,
te aclamo hoy como aquel día te aclamó el pueblo de Jerusalén,
cuando entrabas en la ciudad montado en un burrito.
Levanto mis manos a ti, con humildad,
no tengo palmas ni palmones,
pero sí mi corazón sediento de ti y de tu poder,
y algunos esfuerzos, sacrificios y esperanzas,
en estos días de pandemia, míos
y de otras personas que te ofrezco en su nombre.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en el cielo!
¡Viva Jesús, rey de reyes!
Bendícenos, protégenos del mal,
sé Tú por siempre nuestro rey.
Amén.
En este día comienza la Semana Santa. Conmemoramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Un día para acompañarlo con nuestra oración de alabanza, de reconocimiento, unidos a la multitud que con ramos y palmas lo recibieron en Jerusalén: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!
Bendice, Señor, nuestro hogar.
Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él.
Danos paz, amor y respeto,
para que respetándonos y amándonos
los sepamos honrar en nuestra vida familiar,
sé Tú, el Rey en nuestro hogar.
Amén.
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