Amado Dios, comprendo que es normal que en ocasiones la vida nos presente algunas situaciones que ponen a prueba nuestra fe, nuestra valentía y nuestras ganas de seguir adelante. Algunas veces nos sentimos tristes, llenos de inquietudes y de ansiedad.
Por eso amado Dios, hoy me acerco hasta Ti, para poner en tus manos mi vida y mi destino. Te suplico que me llenes de fuerza, que en mi vida florezca la esperanza y que este temor que hoy me embarga se vaya para siempre, dejando solo lugar para el amor, la felicidad, la alegría, la buenaventura y la prosperidad.
Y si por algún motivo estuviese a punto de desfallecer, te suplico que me tomes en tus manos y me susurres al oído las razones por las cuales debo seguir adelante.
Recuérdame que todo lo que sube hacia a Ti en forma de sincera oración ha de bajar a la tierra en forma de maravillosa bendición y recuérdame también que Tú eres un Dios de amor y que eres la calma aun en medio de la más fuerte de las tormentas.
Tú eres mi refugio y mi roca segura, permíteme reposar en Ti en estos días de nostalgia y desánimo.
En este momento de mi vida, cierro los ojos y lleno de fe en Ti y seguro de que mi oración encontrará respuesta, te digo: Padre celestial, sé que todo lo que está pasando ahora es parte de tu plan, por favor solo ayúdame a superarlo, tómame de la mano y muéstrame el camino hacia días más felices.
Y confiaré, pues después del momento más oscuro de la noche es justo cuando empieza el nuevo amanecer. En tu santo nombre he de seguir adelante, dando cada día lo mejor de mí y avanzando feliz y seguro, pues sé que Tú me amas y tienes preparadas miles de bendiciones para mi vida, Amén.
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