Señor, sería injusto no agradecerte por las hermosas bendiciones que me das día tras día. Tengo la vida, tengo un hogar y una hermosa familia y aunque existan algunos problemas, nunca falta el techo que resguarde nuestro sueño, ni tampoco el pan en nuestra mesa.
Señor, eres Tú quien dirige mi vida y por eso tengo la certeza de que aunque hoy haya tristeza o ansiedad, muy pronto todo va a estar bien. Por favor abrázame, reconfórtame, inspírame y ayúdame a superar los problemas que hoy estoy afrontando, sin rendirme ni claudicar.
Padre celestial, te pido que mires mis anhelos, mis tristezas y también mis necesidades. Por favor sé mi maestro y ayúdame a comprender que aquello que hoy parece una difícil prueba muy pronto habrá de convertirse en una gran bendición.
Dame la fe y la entereza para aceptar tus planes y por favor concédeme el don de la valentía y la paciencia para saber esperar en tu nombre y alcanzar los grandes regalos que Tú tienes reservados para mí.
Y si alguna vez mis fuerzas se diezmaran y pareciera claudicar, te suplico que me rodees con tu amor, me alivies con tu presencia y me des la sabiduría necesaria para convertir las crisis en oportunidades, las pruebas en enseñanzas y para comprender que aquello que Tú tienes preparado para mi vida es mucho más grande que todo aquello que yo alguna vez te he pedido.
Señor, Tú eres mi faro y mi guía, por favor nunca me abandones y ayúdame a perseverar, pues quien en Ti espera, nunca se verá defraudado y donde Tú estás nunca falta nada, Amén.
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