En tu corazón sabrás que tu madre nunca se irá, incluso cuando hayas envejecido. De algún modo, ella siempre estará ahí. Así que no será un adiós, sino un hasta luego; hasta la próxima vez.
Cuando se pierde a un ser querido el dolor que se siente es indescriptible, pero cuando la persona que se marcha es una madre, entonces el dolor ahoga, falta el aire… falta la vida. Cuando una madre se marcha no hay dolor más profundo. Cuando una madre se marcha una parte de tu corazón se marcha con ella y es que el sentimiento hacia una madre es el primero que se conoce como más fuerte e intenso.
Tu madre es tu primer amor
El amor hacia una madre es un primer amor. Por eso, cuando una madre se marcha nadie está preparado, no importa la edad que tengas ni la edad que tenga ella, el corazón te dolerá con fuertes punzadas. La conexión que tienes con tu madre es mágica y nunca encontrarás a nadie en esta vida con la misma conexión que con ella. El amor que ella siente por ti supera al plano terrenal y nadie en la vida te podrá querer de la misma manera que ella te quiere.
El día que tu madre se marche de tu lado, sentirás que tienes que madurar a pasos agigantados, porque aunque tengas 50 años cuando tu madre se marche de tu lado para siempre, en el fondo de tu corazón estaba esa niña que le gustaba acurrucarse en sus piernas y llamarla en cuanto tenías un problema. Ella siempre estaba a tu lado dispuesta a ayudarte, para cualquier problema y bajo cualquier circunstancia.
Nunca estarás preparado/a para su marcha
La primera sensación que se tiene cuando una madre se marcha para siempre es de aturdimiento porque no puedes creer lo que está pasando, no te puedes creer que no puedas estar a su lado una vez más. Solo necesitas verla, abrazarla, besarla… Aunque al sentir su piel fría puedes aceptar que realmente se ha marchado, aunque eso te provoque el dolor más agudo en el estómago jamás sentido.
Cuando se pierde a una madre se entra en estado de shock y esto, al principio puede ayudarte a pasar los trámites que acompañan a la muerte de una persona como llamar a los familiares, organizar el velatorio y el funeral, etc. Aunque sea lo más duro que tengas que vivir, es necesario estar presente para poder despedirte de ella, si no lo haces, ten bien sabido que con el tiempo te arrepentirías y el dolor podría ser muy profundo.
Una vez que pasa el estado de shock llegará una gran tristeza, desesperación, anhelo… y siempre que pienses en ella, te sentirás solo/a, aunque estés rodeado de personas. Agradecerás de por vida cada segundo que dedicó a cuidarte, a quererte, a ayudarte… Te darás cuenta de que todo lo que hizo por ti vino desde lo más puro de su corazón y ahora harás tú lo mismo por tus hijos.
La conexión nunca se pierde
A pesar de lo doloroso que resulta, debes tener en cuenta que el vínculo que tienes con tu madre jamás sentirás que se pierde, nunca sentirás que el hilo invisible que te une a ella se rompe del todo. Ese vínculo se creó desde el momento en que tu madre te llevó en su vientre y traspasa cualquier barrera.
Sentirás que ella siempre será la persona más importante de tu vida porque lo que te dio en vida te ha formado en la persona que eres hoy en día. Si tienes la suerte de tener a tu madre a tu lado, disfrútala y cuídala porque tienes el tesoro más grande que aún te cuida y vela por ti cada día. Si la tienes lejos saca tiempo para ir a verla y abrazarla… Recuerda que no hay en el mundo un amor más incondicional y más altruista que el amor que tu madre siente por ti.
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